lunes, 30 de mayo de 2011

CAPITULO 33

Llegó el verano. Alberto ya llevaba varios días sustituyendo a Ángel en sus vacaciones. El programa no tenía la audiencia que solía tener, pero eso a Alberto no le importaba. Se lo pasaba bien presentando. Lo único malo es que apenas pasaba unas horas al día con Gloria. Pero siempre llegaba el tan deseado fin de semana para poder estar junto a ella todo el día. Gloria se solía lamentar de que, al final, pasaran tan poco tiempo juntos, pero cuando por fin podían estar el uno con la otra, amortizaban muy bien el tiempo. Iban al cine, o salían a dar un pequeño paseo o, como pasó un día, quedándose en casa viendo la televisión.



Así era. Una tarde de tantas que podían pasar los dos juntos la ocuparon viendo una película en casa, pero no como ellos querían. Ellos tenían planeado pasar la tarde, y la noche, viendo películas en el sofá del salón, juntos y abrazados, compartiendo un bol de palomitas, arropados en una manta. Ese era el plan perfecto que tenían planeado para los dos solos esa tarde, pero había un pequeño fallo: No estaban solos. Tamara estaba con ellos.



- Tienes que hablar con ella,- le susurra Alberto a Gloria, intentando que su compañera no le oyera.



- Ya lo he hecho no sé cuantas veces,- le responde Gloria -, pero es imposible.



- ¿No te ha querido decir nada?



- Ni una palabra. Se ha encerrado en sí misma y no hay manera.



- ¿Quieres que la hable yo?



- No, a no ser que quieras que te mande a la mierda de mala manera. Déjame a mí, que la conozco mejor.



Gloria mira a Tamara, sentada al otro lado del sofá, mirando la televisión, pero realmente sin prestar atención a nada.



- Tamara…,- responde Gloria -. ¿Estás bien?,- no responde -. ¿Tamara?



- Sí, estoy bien,- responde su amiga, de manera autómata.



- Pues no lo parece,- contesta Alberto. Gloria le da un pequeño codazo, como recriminándole el entrometerse en la conversación.



- Venga, Tamara. No puedes estar así de alicaída. ¿Nos dices qué te pasa?,- Gloria intenta acariciarla el brazo. Tamara reacciona al notar el contacto y mira a sus dos acompañantes.



- Os odio.



Gloria y Alberto no salen de su asombro por la respuesta.



- Os odio. A ti y a Fátima.



- Pero, ¿por qué?



- Porque estáis con vuestros novios. En cambio, yo, llevo casi tres meses sin poder estar con David.



- Pero os llamáis prácticamente todos los días.



- Pero no es lo mismo. Le echo mucho de menos. Su mirada, su sonrisa, sus abrazos, su aliento sobre mi oreja cuando me susurraba cosas al oído…



- Tranquila,- le responde Alberto -. Ya verás cómo toda esta espera habrá valido la pena. Míranos a Gloria y a mí. Apenas nos vemos entre semana, pero los findes los aprovechamos hasta el último segundo.



- Pero no es lo mismo. Vosotros sois vecinos, y os veis los fines de semana, pero es que nosotros ya ni eso…,- los ojos de Tamara comenzaban a aguarse. Alberto la abraza por el hombro. Tamara se apoya sobre el hombro Alberto, mientras Gloria la acaricia el brazo. De repente, una música les llama la atención.


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