martes, 3 de mayo de 2011

CAPITULO 15

- Muchas gracias por todo, Alberto. Nos has sido de mucha ayuda.

Estaban los cuatro tomando un café que las chicas acababan de preparar sentados en el sofá... Bueno, en lo que quedaba del sofá, ya que los bomberos tuvieron que partir el sofá en dos para poder sacarlo para no dañar demasiado las paredes del descansillo. La casa de las chicas era prácticamente igual que la de Alberto, con la diferencia de que la de Alberto estaba amueblada y ordenada, y ésta estaba llena de cajas.

- De nada chicas,- sonríe Alberto -. Y ya sabéis, cualquier cosa tan sólo tenéis que cruzar el descansillo.

- Y dinos, Alberto,- Gloria toma un sorbo de su taza -. ¿Tienes novia?

En ese momento la cara de Alberto era todo un poema.

- ¿Eso a qué viene?

- Viene a que Gloria está muy necesitada,- responde Tamara, mirando a su amiga.

- Mira quién fue a hablar,- responde Gloria -. La que tiene su habitación empapelada de fotos y carteles de Dani Mateo.

- ¿A que te tragas el café, pero con taza y todo?

Las dos chicas iban a empezar a pelearse, pero Alberto y Fátima, logran apaciguarlas.

- No se lo tengas en cuenta, Alberto,- responde Fátima -. Siempre están así, chinchándose la una a la otra. Ya te acostumbrarás.

- Tú no te metas, Fátima, o le decimos a Alberto que a ti te mola su jefe,- contesta Gloria. Fátima se la queda mirando, sonrojada, con la boca y los ojos abiertos de par en par.

- ¡Gloria! Pero serás...,- y se dispone a tirarla el contenido de su taza por encima, pero Alberto logra detenerla, tomando para sí la taza, sin que derramara una sola gota.

- Chicas... Chicas... ¡Chicas! ¡Tranquilidad!,- exclama Alberto, tratando de calmar a las tres amigas -. Ya vale de sacar trapos sucios las unas de las otras,- sonríe -. Ni que os estuviera dando clases Jorge Javier.

Las chicas se calman y se sientan, pero era palpable el ambiente tenso que había entre las tres.

- A ver... No, no tengo novia.

- ¿Y eso?,- Gloria le preguntaba sorprendida -. Eres un chico muy majo y muy guapo... Si me permites decírtelo...,- Gloria se dio cuenta de su comentario y se sonrojó. Alberto le responde sonriendo tímido.

- Gracias por el piropo, Gloria, pero yo soy muy tímido con las chicas, y en clase no me comía un colín. Quizá mi destino sea estar solo.

- No pienses en ello, Alberto,- le dice Gloria -. El amor siempre se esconde donde menos te lo esperas. ¿Quién sabe? Lo mismo lo tienes delante de ti y aún no lo ves.

Alberto mira a Gloria fijamente a los ojos, pero el sonido de su móvil le desconcentra.

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