sábado, 7 de mayo de 2011

CAPITULO 18

La velada transcurrió tranquila, a pesar de que uno pudiera pensar lo contrario, pero las tres vecinas de Alberto acabaron hablando con los dos humoristas como si les conociesen de toda la vida. Después de unas horas (y cervezas), las chicas se despiden (muy a su pesar) y vuelven a su casa. Ángel y Alberto hablan entre ellos tras quedarse solos.
- Tienes unas vecinas muy majas,- responde Ángel.
- Pues las conoces el mismo tiempo que yo,- contesta Alberto justo antes de darle un sorbo a su cerveza.
- Además, son muy guapas.
- ¿Cómo dices?,- tose Alberto.
- No me digas que no te has dado cuenta...,- Ángel le mira con cierta lascivia.
- Ángel, deja de beber, anda,- Alberto hace amago de quitarle el botellín.
- ¿Por qué no las invitas mañana?
- ¿Me estás buscando novia? ¿Acaso eres mi madre?
- Venga, no me digas que no te has fijado...,- le da un codazo en el costado -. A no ser... No me digas que tú eres de los que...
- ¿Yo? ¡No!,- Alberto notaba cómo la ropa se le pegaba al cuerpo por el sudor.
- Pues mañana espero volver con estas chicas contigo.
Ángel se levanta del sofá, toma su chaqueta y abre la puerta. Alberto le sigue.
- Pero, Ángel...
- Ni peros ni peras. Mañana volveré y espero que seamos cinco en vez de dos,- y se dispone a marcharse cuando se da la vuelta -. Por cierto, tu video, extraordinario,- y se despide guiñándole un ojo.
Cuando cierra la puerta, Alberto seguía asimilando lo que acababa de pasar. ¿Ángel le estaba haciendo una encerrona para emparejarlo con alguna de sus vecinas? Apenas lleva un par de días en Globomedia, y su jefe ya era su madre. ¿Cómo iba él a pedirles una cita a esas chicas, si las acababa de conocer? ¿Cómo iba a pedirles una cita si nunca jamás en su vida tuvo una? ¿Cómo iba a tener él una novia, si nunca la tuvo? Es verdad que en su clase del instituto y de la facultad, había alguna chica que le hacían tilín, y ese afecto era mutuo, pero por culpa de su timidez no pasó de amores platónicos. ¿Y cómo iba a decirles que al día siguiente iban a tener una cita? “Hola chicas. Mañana Ángel quiere que os zumbe a las tres”. No. Pero empezó a pensar en la insistencia de Ángel por la cita de mañana. ¿Y si Ángel...? Alberto sonríe. No podía pensar en ello. ¿Ángel saliendo con una de ellas? ¡Si él es más mayor que ellas! ¿Cuántos años podrían tener ellas? ¿Dieciocho, diecinueve, veinte como poco? ¿Y Ángel? Ángel ya estaba en la frontera de los treinta. Él aún tendría alguna posibilidad, ya que tiene veinticinco años, y la diferencia no sería tan grande. ¿Qué podía hacer?

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