miércoles, 15 de junio de 2011

CAPITULO 43

- Per… perdona… No era mi intención, Alber… Yo… yo…



Ángel, nervioso, sin saber qué decir, termina por huir corriendo calle arriba. Alberto estaba parado en la calle. No sabía cómo reaccionar. Su amigo (y jefe) le acababa de besar. En plena calle. En la boca. ¿Se podría considerar aquello acoso?



- El alcohol. Todo es por el alcohol,- trataba de consolarse -. Pero… Todo lo que ha pasado esta noche… Lo de que Ángel y Fátima… Esa tercera persona… ¿Soy yo? ¡Oh, Dios! ¿Ángel ha dejado a Fátima por mí?,- Alberto, al tomar conciencia de aquello, se dejó hacer en el suelo. Seguía con los ojos abiertos de par en par, tratando de asimilarlo todo -. Esto… esto no me puede estar pasando a mí. No. ¿Y ahora cómo le voy a mirar a los ojos a Ángel a partir del lunes? ¿Cómo podré mirar a Fátima a los ojos? No podré… ¡Cielos! ¡Gloria! Como se entere se muere. Pero yo no… Yo la amo profundamente. Estoy muy bien con ella. Este beso no ha significado nada para mí. Nada,- sonreía nervioso, tratando de convencerse a sí mismo.



- ¡Alberto!



Aquel grito le hizo levantarse del suelo como accionado por un resorte. David le llamaba desde la puerta.



- Alberto, ¿qué hacías en el suelo?,- sonreía sin comprender -. ¿Tanto se te sube la cerveza?,- ríe. Se acerca -. Oye, ¿y Ángel?,- Alberto comenzó a notar cómo un sudor frío le calaba la camisa -. ¿Se ha ido a casa?



- Em… Sí… sí…



- ¿Por qué?



Alberto se quedó en blanco de nuevo. David le mirada fijamente. Comenzó a tener la sensación de que aquella escena se le quedó grabada en la mirada y cualquiera podría verlo en sus ojos.



- Sigue pensando en Fátima, ¿verdad?



- Sí… sí… Es eso… Sí…



- ¡En fin! Pues entonces seguiremos sin él…,- David se da la vuelta para volver al bar.



- David…,- David se da la vuelta -. Esto… Que yo… Yo también me voy a casa…



- ¿Tú también? No me hagas esto…



- Lo siento. Me siento algo cansado ya…



- Bueno, pues entonces ya no tiene sentido seguir de fiesta, ¿no? Pedimos un taxi y…



- Yo mejor me voy andando. Necesito que me dé un poco el aire…



- ¿Cómo? Bueno, como tú quieras,- David llama toma su móvil y llama a un taxi para que le recoja. Alberto se pone en camino hacia su casa. Necesitaba estar solo en esos momentos para poder pensar en el beso de Ángel. Pero su móvil le saca de sus pensamientos.

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