viernes, 28 de octubre de 2011

CAPITULO 83

- ¿Alberto?

Aquella tímida voz les hace separarse repentinamente.

- Fátima…,- murmura Ángel al tiempo que se incorpora en la cama.

Fátima se acerca lenta y tímida hasta la cama, cabizbaja.

- Creo que será mejor que os deje solos…,- masculla Alberto al tiempo que se va del cuarto, sin poder mirar a Fátima a la cara. Antes de salir por la puerta, se vuelve a Ángel. Va a decirle algo, pero torna la mirada a Fátima y se va. Fátima y Ángel quedan solos. El frío casi glacial del silencio comenzó a reinar en esa habitación de hospital.

- ¿Has llorado?,- pregunta Ángel. Fátima le mira, sorprendida -. Tus ojos están rojos. ¿Has llorado por mí?,- Fátima baja el rostro -. No deberías. No tienes que llorar por mí. No te merezco.

- ¿Cómo que no?

- Desde que nos conocimos no he hecho más que herirte, dañarte. Es imposible que seamos felices los dos si nos hacemos esto. Si yo te hago esto. Siempre que intento hacer algo, pensando en ti, en hacerte feliz, consigo lo contrario, y eso me desespera…

- Ángel,- logra interrumpirle Fátima -, sé que estás con alguien, sé que lo nuestro ya no volverá, pero me he jurado a mí misma reconquistarte. Sé que va a ser difícil, pero volverás conmigo. Ya sé que tú ya no sientes nada por mí, pero dame tiempo…

- Fátima. Sí, lo nuestro ya no puede ser porque me he enamorado hasta la médula de alguien que… Bueno, es mejor que no lo sepas…

- Ya lo sé… Es Dani. Si es que… lo veía venir. Tantos años juntos, de amistad… Y esa temporada en que compartisteis piso y…

- Es Alberto,- responde Ángel, con la voz quebrada por las lágrimas a punto de salir de sus ojos.

- ¿Cómo?,- pregunta Fátima, sin comprender, tras unos momentos en silencio, mirándole fijamente.

- No estaba planeado. Para nada. Antes de nada quiero decirte que yo no soy gay. En serio. Pero surgió así, sin más. No pude hacer nada para evitarlo.- Fátima mueve los labios, tratando de hablar, pero no puede -. Todo empezó la noche una noche que salí con los chicos, después de que conocierais a David. Salí con él y con Alberto, y el alcohol hizo que yo… Bueno, que… nos besáramos... Y desde entonces me he sentido mal, muy mal. Por mí. Por él. Por ti. Porque te he querido desde el primero momento en que te vi. Me enamoré de ti, pero aquella noche el alcohol me hizo ver de otra forma a Alberto. Y no llores más por mí, no me lo merezco, ya es suficiente penitencia el vivir con este choque de sentimientos dentro de mí. Vete, déjame, olvídate de mí. Hay millones de hombres ahí fuera mejores que yo.

Fátima se abalanza sobre Ángel, tomándole fuertemente del brazo mientras las lágrimas la dificultaban el habla.

- No, Ángel. Yo sólo te amo a ti. Y pongo a Dios por testigo de que lucharé hasta la muerte por conquistarte.

- Fátima…

- Hasta la muerte,- repite Fátima, entre dientes, con los ojos muy abiertos. Ángel la ve y tras unos segundos la abraza fraternalmente, respondiendo ella de igual manera.

- Ángel,- responde Fátima, ahogando su voz en el torso de él -. Elige: él o yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario