jueves, 7 de abril de 2011

CAPITULO 10

La cena siguió su curso normal a lo largo de la noche... hasta que un pequeño incidente protagonizado por Dani Mateo tuvo que darle el punto final. Parece ser que Dani acabó bebiendo más de lo habitual y se propasó en sus locuras.

Eran aproximadamente las una y media de la mañana y Dani, con más alcohol del que él mismo era capaz de asumir en su sangre, comenzó con su serie de gracias hacia una de las camareras. Sus compañeros ya le llamaban la atención, pero él proseguía con su rito, y hasta que no la tocó el muslo no paró. Sus amigos se excusaron a la camarera, la cual, con el enfado dentro, les agradeció las disculpas con una sonrisa.

- Venga, Dani,- le dice Ángel, haciéndole levantarse de la silla -. Ya has bebido bastante. Será mejor que te llevemos a casa.

- Ángel, que no ha pasado nada.- La forma de hablar de Dani confirmaba lo que su amigo acababa de decir. Y Dani, volviéndose a la camarera -. ¿Verdad, guapa?

- No. No ha sido nada...,- responde la muchacha, con cierto sonrojo en sus mejillas.

- No. No le disculpes,- le recrimina Berta -. Si no sabe beber, no sabe.

- Venga chicos,- continúa Ángel -. Que alguno me ayude a llevarle a su casa.

Pero nadie se levantaba.

- Chicos...

- Verás Ángel...,- responde Miki -. Todos hemos bebido y, como no llamemos a un taxi...

Ángel abre su monedero. No tenía suficiente para dos viajes: el de llevar a Dani a su casa y luego ir él a la suya... A no ser que se quedara uno a dormir en casa del otro.

- Yo no he bebido

Ángel miraba a Alberto como quien mira a su salvador.

- ¡Gracias, Alberto! ¡Me has salvado la vida! Esto... ¿sabes cómo va mi coche?

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