lunes, 11 de abril de 2011

CAPITULO 12

A la mañana siguiente, Alberto volvió a Globomedia. Era su segundo día, pero gracias a la cena de la noche anterior, tenía la sensación de llevar meses en la empresa. Llegó con una gran sonrisa en su rostro y una copia de su corto bajo el brazo. Al llegar al ascensor, se encontró con Galindo.

- ¡Buenos días, becario!,- le responde divertido.

- Buenos días...,- Alberto se queda en silencio.

- David,- le responde Galindo.

- Eso. David,- Alberto se sonroja.

- Tranquilo. Es normal que no recuerdes nuestros nombres el primer día, pero ya verás cómo en menos de un par de semanas ya te sabes todos... o, por lo menos, la gran mayoría,- Alberto le responde sonriendo -. Hoy te sentarás conmigo a hacer el guión,- prosigue Galindo, saliendo del ascensor en la planta de redacción.

- Yo creía que Ángel iba a ser mi tutor...

- Y lo será. Pero, como comprenderás, Ángel también es el presentador y no puede estar a todo. Yo te enseñaré los primeros días hasta que le cojas el tranquillo a esto. Cuando ya creamos que estás preparado, Ángel se encargará de ti.

Galindo le lleva hasta su mesa en la redacción, le acerca una silla y comienza la clase. Alberto prestaba toda su atención a lo que su ya compañero le comentaba, y lo apuntaba en un cuaderno. Hasta le sugirió ideas para su parte del guión que fueron bien aceptadas.

- Alberto,- le dice de repente -. ¿Qué es eso?

Alberto mira encima de la mesa, al lado de su brazo. En el DVD con la copia de su corto.

- ¡Ya ni me acordaba!,- exclama Alberto, con los ojos abiertos de par en par -. Es que he traído una cosa que me pidió Ángel ayer. Será mejor que se la dé ahora, que seguro se me olvida al final dárselo,- y se levanta. Pero se queda quieto, mirando a todos lados.

- El despacho de Ángel está allí,- le indica David, sonriendo.

Alberto le da las gracias y corre hasta la puerta cerrada del despacho de Ángel y Dani. Llama con los nudillos esperando el permiso para poder entrar. Tras recibir respuesta de dentro del despacho, Alberto abre la puerta. Lo que ve le perturba. Ángel estaba escribiendo su ordenador, visiblemente intentando contenerse la risa. A su lado, su compañero Dani, con un vaso de plástico del que se escapaba el calor del café que contenía. Sobre la mesa, una caja de aspirinas abierta.

- ¿Tienes que teclear tan fuerte?,- le susurra Dani a su amigo. Su voz desaparecía en cada palabra.

Alberto se acerca tímido hasta Ángel.

- ¿El castigo?,- le pregunta a Ángel, sin apartar la mirada de Dani.

- El castigo,- contesta Ángel, con una sonrisa maliciosa en su rostro -. Bueno... ¿Qué quieres, Alberto?

- Te he traído lo que me pedísteis ayer...

- ¿Estáis los dos sordos?,- les interrumpe Dani -. Dejad de gritar.

Ángel se levanta y se lleva a Alberto fuera del despacho. Alberto le entrega el DVD.

- Es una copia del corto que hablamos ayer.

- ¡Ah, sí!,- Ángel lo coge -. ¡Muchas gracias, Alber! Si puedo, esta tarde lo veo sin falta. Aunque, si es la mitad de como era el sketch de ayer, es suficiente. Cambiando de tema, ¿ya te ha dicho Galindo...?

- ¿Lo de que será él mi tutor aquí? Sí,- responde Alberto, disimulando su decepción.

- Perdona, pero es que tengo un montón de trabajo. No sólo hago el guión, sino que presento, actúo... En fin, que necesito el doble de horas que vosotros. Pero cuando Galindo me diga que ya estás totalmente adaptado, pues ya me hago cargo yo. No creo que sea más de una o dos semanas, porque son cosas muy básicas lo que has de aprender, pero cualquier duda, se la dices a Galindo, que él es tan buen guionista como yo o como Dani,- se prepara para entrar de nuevo en el despacho, pero se vuelve -. Pero de vez en cuando puede que me pase por tu mesa a ver qué tal te va,- y le guiña un ojo antes de entrar y cerrar la puerta.

¡No donis cops de porta, cony!,- exclama Dani desde dentro del despacho, totalmente desesperado.

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