miércoles, 20 de julio de 2011

CAPITULO 53

 - ¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante que nos tienes que decir?



Ni un “buenos días”, ni un “hola”, nada. Ni siquiera un “hey…”. Cuando Gloria abrió la puerta se encontró con esa directa pregunta de Tamara. Se notaba cierto malestar en el semblante de su amiga. ¿Acaso tenía ya otros planes para ese día, más importantes que ir a ver a su amiga?



- ¡Ya era hora de que llegaras!,- le recrimina Fátima, desde el salón, cuando ve aparecer a Tamara -. Yo ya hace más de media hora que estoy aquí y no me ha querido decir nada.



- Quería que estuvierais las dos,- se disculpa Gloria.



- ¿Y bien?,- Tamara se sienta junto a Fátima. Gloria se sienta delante de ellas. Las dos la miran ansiosas. Gloria muestra una involuntaria sonrisa. Sus mejillas estaban encendidas en el punto máximo de rojez. Gloria permanecía con la cabeza gacha, tratando de esconder esa manifestación de alegría -. ¿Nos lo vas a decir ya o tendremos que esperar a que salga en las noticias?



- Pues casi, casi…,- murmura Gloria. Con los brazos en sus piernas, aferrándose nerviosa a su pantalón, toma aire un par de veces antes de contestar -. La Gloria que conocíais ya no existe. Se quedó en aquella playa. Y ha vuelto otra Gloria distinta…



- Cariño, no te entendemos,- responde Fátima.



Gloria las mira.



- Sabéis que Alberto se apellida Casado, ¿no?,- sus amigas asienten, sin comprender -. Pues… ¡Nunca antes una persona hizo tanto honor a su apellido!,- el rostro de éxtasis de Gloria contrastaba con las apatías mostradas por sus amigas. Gloria había pensado y ensayado aquel preciso momento toda la mañana. En su mente acababa en fiesta, bailes, canciones y toneladas de confeti. Pero la realidad era silencio y tranquilidad -. ¡Chicas!



- Es que…,- responde Tamara -. No te seguimos.



- ¡Tamara!,- exclama Gloria, enseñando su dedo anular -. ¡Que me unido a tu club!



Las dos amigas observan el dedo. Sus rostros comenzaron a dibujar una sonrisa, al principio tímida, pero al final amplia.



- ¡Que me caso!,- grita Gloria, histérica.



Las tres se levantan, saltan, gritan, se abrazan. Sólo faltaba el confeti.



- Por cierto, Fátima,- dice Gloria, tras varios minutos de saltos y gritos -. Ya sé quién fue…



- ¿Quién fue el qué?,- Fátima no comprendía -. ¿De qué hablas?



- De… lo de Ángel y tú…,- en cada palabra Gloria se sentía cada vez peor.



- Prefiero no saberlo…,- Fátima se entristece y vuelve el rostro.



- Creo que es mejor que lo sepas,- Gloria la toma de los hombros -. Hazme caso. Te va a gustar saberlo. En serio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario