domingo, 10 de julio de 2011

CAPITULO 50

Llegó el lunes. Alberto entraba por la puerta de Globomedia sonriente y contento. Aquellas vacaciones le habían sentado muy bien, volvía lleno de energía para afrontar el reto diario que supone hacer un programa en directo.



Un sentimiento comenzó a inundar su ser cuando atravesó el umbral de la puerta principal de aquel edificio. Un sentimiento de felicidad y nostalgia. El típico sentimiento de volver a ver a los amigos después de unas vacaciones. Alberto no veía el momento de volver a ponerse al frente del ordenador. Aquel trabajo realmente le gustaba, y se sentía muy cómodo entre sus compañeros. Realmente se respiraba un agradable ambiente ahí dentro.



Se reencontró con sus compañeros, a quienes saludaba afectuosamente. Ellos le preguntaban siempre lo mismo.



- ¿Qué tal las vacaciones?



- Bien, muy bien,- responde siempre con una sonrisa -. He de decir que las necesitaba de veras. He podido descansar y desconectar un poco. Ahora he vuelto con las energías renovadas.



Y efectivamente estaba lleno de energía. Tecleaba sin cesar en su ordenador. Las ideas le llegaban tan rápidamente y tan seguidas que llegó a marearse un par de veces. Las anotaba aparte para luego explayarlas más tranquilamente en el ordenador.



- Alberto,- le llama uno de sus compañeros -. ¿Te importa participar en un sketch? Teníamos planeado que saliera Ángel, pero está ocupado con su guión. ¿Te importa salir tú en su lugar?



- ¿Qué tengo que hacer?



Cuando Alberto se dispone a irse a grabar el sketch, alguien le llama.



- ¡Alberto!



Alberto se vuelve, buscando a su reclamante. Ángel le llama desde la puerta del despacho.



- ¿Puedo hablar contigo un momento?

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